LA PENÚLTIMA
Le costó ubicarse, como cada mañana al
despertar. En parte, era culpa suya: nadie le había obligado a jugar mientras la
casa le invitaba a beber; nadie lo coaccionó para que se uniera a aquella
fiesta ininterrumpida. El sólo se dejó arrastrar. Pero, por otra parte, aquella
ciudad no parecía diferenciarse del resto de metrópolis, ampliadas una y otra
vez al punto de fundirse con las urbes más cercanas. Tras tanto terreno ganado
al desierto, era difícil aseverar qué nombre recibía el suelo que pisaba, qué
diferenciaba un lugar de otro. No en vano, la última foto espacial había
revelado que el continente no era sino una mancha de luz cegadora. "Una
llamada de auxilio a un Dios ausente", interpretó un comentarista
televisivo antes de ser despedido.
Le dolían las sienes. Tras rebuscar en
la cocina del apartamento, engulló una aspirina notando la sequedad de la
pastilla contra su garganta. Mientras la radio repasaba los consejos sanitarios
para hacer frente a temperaturas superiores a 45 grados, se acercó a la ventana,
se puso las gafas de sol y entreabrió las persianas. Hileras de rascacielos, la
mayoría deshabitados, poblaban las avenidas. Luces de neón parpadeantes
interpelaban a locales y visitantes, animándoles incansablemente a otra jornada
de derroche.
"Tengo sed", le interpeló por
la espalda una figura semidesnuda. Un suspiro fatigado fue toda su respuesta.
Las facciones de ambos mostraban surcos de sudor negruzcos; sus poros expelían
un olor desagradable. Necesitaban urgentemente una ducha, un par de litros de
agua, pero su precio era prohibitivo; el suministro seguía cortado y hacía
meses que no llovía, de modo que tampoco podían salir desnudos a la calle y
refrescarse. Acudir al mercado negro quedaba descartado. La semana anterior se
había saldado con cuatro muertos.
"¿Qué vamos a hacer?", le
apremió de nuevo. Hurgó en los bolsillos. Aún quedaban unas pocas monedas de la
víspera. No daban para un trago, mas sí para una apuesta. La penúltima, trató
de convencerse, y una sensación de hastío inundó de nuevo la estancia.
#COP25
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